Renfe y Rodalies ignoran los criterios del Departament de Treball de la Generalitat para planificar los servicios mínimos y culpan a los sindicatos convocantes de los graves problemas durante la huelga
El caos ferroviario acontecido por la supresión de trenes los días 17 y 26 de marzo, y 1 de abril a cuenta de las huelgas convocadas en Renfe por los sindicatos ALFERRO, SF-i y SFF-CGT no es en ningún modo achacable a la actuación de estas organizaciones. De esta forma, desde ALFERRO desmentimos la versión vertida por la empresa en medios de comunicación y la señalamos como única responsable en la planificación y gestión del servicio.
La grave situación vivida sobre todo en Rodalies de Catalunya el 1 de abril se origina con el proceder irresponsable de la empresa, que ha jugado innecesariamente con los usuarios ofertando plazas en trenes que no estaban contemplados por la resolución del Departament de Treball de la Generalitat como servicios mínimos y, por tanto, para los que Renfe no había garantizado personal ferroviario que se hiciera cargo de esos servicios. La forma adecuada de afrontar cualquier jornada de huelga es atender los criterios de la administración que dicta los servicios mínimos, y garantizarlos movilizando al personal mínimo necesario; ambas tareas dependen de la empresa y no de los sindicatos, a quienes se nos ha responsabilizado de un caos que no dependía de nuestras organizaciones.
El caos ferroviario se podía haber evitado con una actuación adecuada y responsable de Renfe. Bastaba con poner en circulación los trenes que figuraban en las resoluciones del Ministerio de Transportes y del Departament de Treball, con el personal ferroviario designado y notificado correctamente con las cartas de servicios mínimos. Estando asegurados en Cercanías y Rodalies el 75% de los trenes en hora punta y el 50% en hora valle, Renfe ha pretendido poner en servicio el 100% de los trenes de un día normal, excediendo en ese 25%, incluso 50%, los que podía cubrir el personal de servicio mínimo en día de huelga. Por este motivo se suprimieron en origen o en el punto de relevo, centenares de trenes que no deberían haber estado circulando porque, al no figurar como servicios mínimos, no estaba garantizada la disponibilidad de personal para realizarlos. La secuencia de trenes fue provocando un efecto dominó, colapsando las estaciones a medida que iban ocupándose todas sus vías por trenes sin personal.
La estrategia de gestión de los servicios mínimos descrita anteriormente la emplearon todas las gerencias de Renfe durante las dos primeras jornadas de huelga, las de los días 17 y 26 de marzo. Sin embargo, para la jornada del 1 de abril, la inmensa mayoría de gerencias -escarmentadas por los nefastos resultados obtenidos- cambiaron de estrategia a la hora de sacar el servicio ferroviario adelante, asumiendo los servicios mínimos dictados por las resoluciones publicadas, cancelando los trenes no previstos por las mismas y evitando una tercera jornada caótica tanto para personas trabajadoras como usuarias.
No fue el caso de la gerencia encargada de Rodalies de Catalunya, que se mantuvo firme en la estrategia inicial: no asumiendo los servicios mínimos publicados por la Generalitat en un día de huelga, no planificando el servicio con los recursos necesarios para cumplirlo y no garantizando la circulación de trenes (ni siquiera los dictados como servicios mínimos). Una de las malas praxis de la estrategia llevada a cabo por Rodalies fue asignar a maquinistas trenes de servicios mínimos que no lo eran. Esta práctica conlleva la vulneración del derecho fundamental de los trabajadores a la huelga, una ilegalidad manifiesta. Otra mala praxis realizada por la empresa hacia ALFERRO, como convocante de la huelga, fue la de no comunicar el listado con todos los trenes planificados explícitamente como servicios mínimos, listado que sirve para contrastar que la planificación del servicio de Rodalies se adecua a lo dictado por la administración. Al no facilitar la empresa este listado con mayor antelación, nos dificultó de forma notable la verificación de los servicios previstos con los dictados, sobre todo cuando la revisión es para centros de trabajo grandes como el de Barcelona.
Como colofón al caos inducido el día de huelga por la propia empresa, un tren quedó averiado en la estación de Passeig de Gràcia, perturbando gravemente la circulación en las líneas R2, R2 Nord, R2 Sud, R11 y todos los servicios regionales hacia el sur. Esta avería sumó más retrasos y cancelaciones en el servicio de Rodalies.
Desde ALFERRO manifestamos nuestro total y absoluto rechazo a la estrategia empleada por Renfe y Rodalies en las jornadas de huelga, desmentimos su versión acusando a los sindicatos y las señalamos como verdaderas responsables del caos ferroviario. También lamentamos profundamente las molestias causadas a las personas usuarias, entendiendo sus quejas sobre el inadmisible servicio ferroviario prestado en Catalunya y aclarando que el mismo no depende del personal ferroviario sino de las jefaturas, gerencias y direcciones de la empresa Renfe.
