La supresión de más de 900 circulaciones en 11 días (del 3 al 13 de noviembre), 86 de ellas por “Falta de personal en CGO”, es la prueba más reciente de la errática gestión en RENFE Mercancías. Si no es fruto de la impericia, solo cabe pensar que existe un interés por hundir su eficiencia y viabilidad para justificar una futura privatización.
En relación con los CGO, la empresa ha actuado a base de palos de ciego: primero, centralizando todos los centros en un único CGO; después, prometiendo “profesionalizar y fidelizar” mediante un complemento salarial vinculado a la experiencia; y finalmente, desdiciéndose con la creación de un colectivo propio y un acceso por categoría de entrada que anula de facto esa profesionalización. ¿El resultado? Falta de experiencia, ausencia total de traspaso de conocimiento, desconocimiento de las instalaciones por el enorme ámbito geográfico, plantillas insuficientes y la perpetuación de una “fidelización a la fuerza” que ya venía sufriendo este colectivo.
La desconvocatoria en falso de marzo de 2025 ya hablaba abiertamente de subrogación, de desvincular líneas de la RFIG, de poner fin a la aplicación universal del Convenio. Señales suficientes para encender todas las alarmas, pero que algunos prefirieron ignorar. Pasaron de defender la “integridad empresarial de RENFE” a asumir resignados que “no se podía hacer otra cosa”. Igual que en 2023, se dejó la negociación para el último minuto, permitiendo que la empresa impusiera un enredo dialéctico en un Acta de compromiso nulo.
Sea por interés político o por incapacidad empresarial, lo cierto es que, pese a la inyección de fondos europeos destinados a reflotar el transporte ferroviario en España, la ratio de toneladas transportadas se desploma, especialmente en RENFE. El ferrocarril puede ser viable; lo que parece es que quienes dirigen la casa han decidido acelerar el cierre en falso de RENFE Mercancías. El traspaso silencioso de parte de la plantilla a RENFE Viajeros no es una solución: es un parche para maquillar una huida hacia adelante. La responsabilidad es preservar la empresa pública, no desmantelarla.
Desde ALFERRO reclamamos para el sector público una gestión leal, eficiente y profesional, que responda a los intereses de las plantillas y de la sociedad. Y recordamos que el primer paso para que eso ocurra debe partir de nosotros mismos. Solo exigiendo con firmeza podremos impedir que RENFE Mercancías sea demolida por negligencia… o por diseño.